El camino

11.02.2022

Comienzo por pensar en el camino, en el recorrido y en el que me queda por recorrer.

Otra vez, como de la nada, en un día cualquiera simplemente surge, como si necesitara asimilarlo, sentirlo, hacerlo mío, con cada fibra de mi ser.

Empieza a surgir la idea de cuan importante es el camino que tomamos en la vida, y lo más curioso no es solo no saber para donde vamos, sino que además desconocemos su dimensión.

Sigo sumando cosas a la lista, de las cosas que jamás conoceremos del todo, y comienzo a pensar que tanto la dimensión y el rumbo no es lo relevante, que los grandes secretos de la vida están en otra parte.

Pero nada de eso, ni desconocer la dimensión, ni saber cual es rumbo, evita que empiece a sentir la importancia de vivir y sentir cada paso. Porque al final del día el camino no es mas que un cumulo de pasos, de decisiones; decisiones que deberíamos de abrazar y no reprimir, aceptar y no cuestionar, porque, al fin y al cabo, somos nuestra mejor versión cada día, una versión en un momento dado, con ciertos conocimientos y las circunstancias que atravesamos anteriormente y sin dudas ahora. Todo eso, es de las cosas más difíciles de aceptar o aprender.

Comprendo que mi camino es atravesado por tantos caminos como pueda imaginar y aún más, y que si bien hay rumbos que no quiero tomar, hay pasos que son necesarios, porque no hay caminos perfectos, no hay un plan seguro y no siempre todo es fácil.

Siento que en un momento la verdadera razón o motivo por el cual transitamos cada momento se desvirtuó. Porque olvidamos el verdadero sentido de disfrutar cada momento, o de lo que debería guiarnos en cada paso.

En ese mar de dudas me pregunté, ¿En qué momento de la vida se volvió tan difícil escuchar al corazón?

A lo que se me respondió: "que quizás fue la carrera contra el tiempo", y esa respuesta solo me hizo reflexionar aún más.

Porque el tiempo no solo hizo que olvidáramos la verdadera razón que hace que cada instante valga la pena, y eso es que hagamos las cosas desde el alma y con el corazón, siendo esto lo que nos llena el alma y nos hace sentir orgullosos.

Siento que los pasos que doy o las cosas que hago carecen de sentido sino salen de lo profundo de mi ser. Pero eso ya es bastante personal.

Vuelvo a mí, a mi camino, a entender de a poco y un poco a los porrazos que ningún paso es en falso, que cada uno me marco, me enseño y me hizo lo que soy hoy, aunque aún por momentos no sepa si eso es bueno o malo.

Tengo la esperanza que el día que mi camino termine, aunque nadie tenga ni idea de cuando será, ni de la dimensión, ni del rumbo, como ya dije anteriormente... tenga al menos la sensación de haber dejado todo en cada paso, y sentirme conforme con eso, soy consciente de que es difícil de lograr, ya que de a ratos soy un poco exigente conmigo misma.

¿Aunque el camino sea una gran incógnita, que no quieres que le falte al tuyo?

En esta ocasión conté con la opinión y mirada de Romina Murial, gracias por darle tu toque, tu magia, porque, aunque a veces cueste creértela de a poco dejas tu huella.

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