El golpe de realidad.

28.05.2020

 

El que espera desespera dicen. Pero cuánta verdad hay en esa frase no? 

Crecemos pensando que los demás tienen que darnos en la misma que damos nosotros, ese es nuestro primer gran error, la vida no es así; no se debería dar esperando recibir, no es justo para nadie. 

Pero volvemos a la primera razón de ser de los humanos, quienes somos para decir que es justo o que es lo que merecemos o lo que creemos merecer? Al momento de justificar nuestras acciones y dar motivos por los cuales merecemos tal o cual cosa, somos Dioses, somos jueces, somos lo que hace falta para fundamentar una actitud egoísta y muy humana. Porque no nos podemos hacer los tontos, el ser humano se formó desde el egoísmo puro, de a poco se va diversificando pero tarde o temprano vuelve a sus raíces, a su motivo, a lo que hizo lo que evolucionáramos o a la mera supervivencia. 

Cuando lo que recibimos puede ser en medida de lo que damos? Como se puede llegar a tan absurda conclusión? Entonces cuando nos guiamos por ese pensamiento vivimos esperando, porque medimos cuanto dimos, y ya sabemos que nos tiene que corresponder. Que loco no? Que la mente funcione así, que siempre estemos en una montaña rusa, dando vueltas, esperando llegar al lugar oportuno donde la vida pum te da lo que mereces. Y si la rueda no para? Si la vida nunca cumple con nuestras expectativas de lo que merecemos? Es justo? 

La rueda como la vida no para, y puede que en la vuelta eterna que sería el paso de los años, no recibamos más de lo que necesitamos. Y qué es eso? Nadie lo sabe, y nadie nunca lo sabrá. Porque la vida es eso, rodar, vivir, no saber qué va a pasar; pero sin duda se trata de vivir el minuto a minuto, de no postergar. De saber que hay cosas que no dependen de nosotros, de saber no esperar para evitar el desespero; pero aun así vamos eligiendo con nuestras ideas, haciendo de cada día lo mejor que podemos y de disfrutar. Porque en la espera, en la parte de lo que nos corresponde se sufre, por lo que se tiene y por lo que no, por lo que siempre falta, por el inconformismo y por la incertidumbre. 

Entonces disfrutemos el hoy, sepamos que lo mejor o peor está por venir y no hay como saber o cómo prevenirlo.

    

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