Simplemente, SER.
La vi en ese momento, en ese pequeño lugar del mundo, y se noto que al enfocar esa cámara se iba a uno de los momentos más lindos y felices que una persona puede tener; se notaba que había mucha pasión contenida.
Le pregunte si no le había errado, si en vez de guía no quería ser fotógrafa. Y su respuesta fue contundente y muy sincera, ¿por qué no puedo ser las dos? Y siguió capturando todas las vistas mágicas que brindaba ese lugar.
Me choque con algo que quizás esta bastante establecido socialmente, el hecho de encasillar a las personas, sus profesiones, sus gustos, etc. Y que yo sin querer también lo acepte o note que lo tenía incorporado cuando hice esa pregunta.
Sigo asombrada de cuanto tenemos dictaminado hasta muchas veces sin notarlo, aunque eso no era lo importante.
Lo transcendental es que aprendamos a disfrutar y saborear la libertad de poder ser tantas cosas como queramos en simultaneo y a la vez ninguna, que no dejemos que nos titulen, pero mucho más importante que eso no nos auto titulemos cuando la verdad no es necesario. Creo realmente que nunca lo es, porque cuanto más libres somos más lejos podemos llegar, no importa cuanto lo cuestionemos o lo pensemos, el abanico de opciones que quizás otros no tuvieron pero que por incontables luchas nosotros tenemos no es menor.
Obviamente algunas cosas aún las luchamos, las sufrimos y sin dudas lograremos resultados mejores en las próximas generaciones, pero no demos por sentado nuestro presente en este sentido, bah ni en ninguno.
Esa simple frase llego hasta mi alma, una que, si bien había aprendido muchísimo y también se abrió muchísimo, era consciente que faltaba muchísimo, que cada paso del camino era un granito de arena, pero aún siendo consciente de todo eso era inmensamente feliz y agradecida por un presente que no paraba de florecer.